Esquí de travesía en Lanín

Los socios Santiago Deane y Luis Adrogué comparten su reciente experiencia

El ascenso al volcán Lanín el pasado 21 de septiembre, junto con Luis Adrogué, Laura Gardes, y nuestro guía Maxi Artoni, fue para mí una experiencia inolvidable. El objetivo principal fue experimentar uno de los descensos esquiables vírgenes más extensos que existen en Argentina, que en mi caso se dio entre el desnivel del refugio BIN, montado por el ejército, situado a 2315mts de altura sobre el nivel del mar y los 1100 metros, que coinciden con la casa del guarda parques del majestuoso volcán! 
 
 
Nos tomó 6 horas completar ese desnivel y los varios kilómetros de travesía, empezando con un trekking por el bosque de ñires y lengas, con esquies y botas amarrados a la mochila, seguido de una travesía con piel de foca hasta donde la calidad de la nieve y la pendiente lo permiten, y por momentos con esquies al hombro. 
 
 
El paisaje de la primer pampa cubierta de un eterno poncho blanco, la espina de pescado que serpentea en ascenso y las imponentes paredes de roca someten la vista de cualquier eximio deportista. Pero ojo, es un paraíso al alcance de todos.
 
 
El desafío es cumplible mediante un buen planeamiento y ejecución. Por eso, se recomienda el ascenso con un guía de montaña, o un montañista experimentado. Es muy importante abasteserce de suficiente agua para evitar la deshidratación, junto con una buena dosis de glucosa que permita reponer energias y evitar un agotamiento inesperado. En definitiva, el ascenso es una carrera contra la deshidratación. Un dato interesante es que el agua además tiene la propiedad de conservar la temperatura corporal, que en altura se vuelve altamente volátil. Por eso se recomienda cargar en la mochila no menos de 2 litros para la primer etapa. Una vez alcanzado el refugio, se derrite nieve y se le agrega soluto (un jugo en polvo por ejemplo), porque la nieve por sí sola deshidrata. 
 
 
En nuestro caso emprendimos el ascenso por la cara norte, llegamos al refugio a las 6 de la tarde, y lo primero que hicimos fue cambiar la primer capa de ropa "empapada" por una muda seca bien conservada en la mochila, ya que cercano a los 0 grados la transpiración se enfría rápidamente! Luego de secar con los pocos rayos de luz las pieles de foca, y de apreciar el espectacular paisaje nos acobijamos en el refugio para comer unos ricos fideos con salsa casera, iluminando la rústica mesa militar con linternas de frente. Antes de entrar en las bolsas de dormir salimos a disfrutar de las estrellas que brillan como faros resplandecientes. Un verdadero cine en la primer fila de asientos.
 
 
El siguiente tramo de escalada consiste en cargar los esquíes hasta los 3000/3500mts de desnivel, donde se los clava para recuperarlos en el descenso ya que esa es la zona máxima esquiable si las condiciones lo permiten. El descenso es un fuera de pista suntuoso, que se va haciendo camino al andar, y que dura una hora aproximadamente casi sin descanso. Entre bajadas empinadas, cañadones, tramos de poca o escasa pendiente fue para mi la bajada más imponente de mí vida. La primera vez que pude decir que la pista no estaba rayada por nadie antes que yo, y ese placer duró 60 minutos. Esta primer gran experiencia me alienta a repetir el objetivo el año que viene, en busca de una nueva superación personal!
 
 
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